David Bowie, reconocido por su capacidad de reinventarse, no solo dejó un legado musical, sino que su pasión por las artes visuales, especialmente la pintura, fue crucial para su creatividad. Desde su formación en la Escuela de Arte de Bromley, Bowie consideró el arte y la música como un solo acto de expresión.
La pintura influenció su estilo musical, como se ve en el autorretrato de la portada de Outside. Durante su estancia en Berlín en los años 70, se sumergió en el expresionismo alemán, lo que impactó su música experimental. Su colección de arte, que incluía obras de artistas como Warhol y Basquiat, reflejaba su amplio interés por el arte. Tras su muerte, su colección se subastó en 2016, revelando la íntima conexión entre su arte visual y musical.
