Durante siglos, el arte fue considerado una expresión de la estética, la emoción o la espiritualidad. Sin embargo, en las últimas décadas, las neurociencias han demostrado que detrás de cada sonido, trazo o movimiento artístico hay una compleja red de circuitos cerebrales en acción. Lejos de ser un simple pasatiempo, el arte es una experiencia profundamente transformadora para el cerebro humano.
Este conocimiento ha llevado a un cambio de paradigma: las terapias basadas en las artes, como la musicoterapia, se reconocen hoy como disciplinas del área de la salud, que cuentan con intervenciones con un sólido fundamento científico. Utilizando la música como una herramienta terapéutica, se activan y reorganizan conexiones neuronales clave, impulsando la rehabilitación y el bienestar.
“La música no es solo un estímulo auditivo; es una experiencia multisensorial que activa múltiples áreas del cerebro de forma simultánea. Escuchar y, especialmente, crear música activa la corteza auditiva, motora y cerebelosa, mientras que la memoria y las emociones se encienden a través del sistema de recompensa, que libera dopamina y genera sensaciones de placer y bienestar”, sostiene la licenciada Daniela Arévalo (M.N.193), musicoterapeuta del Equipo de Musicoterapia de INECO y Coordinadora del área de Musicoterapia Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
“Esta capacidad del cerebro para reorganizarse y crear nuevas conexiones, conocida como neuroplasticidad, es el pilar de la musicoterapia en la rehabilitación neurológica. Dentro de un tratamiento de musicoterapia se establecen objetivos terapéuticos orientados a la rehabilitación o estimulación de las distintas áreas: cognitiva, social, emocional, motora o comunicacional. Esto se desarrolla y sostiene a través de la relación terapeuta-paciente” agrega la licenciada Arévalo.
Las intervenciones basadas en la evidencia en musicoterapia se pueden utilizar para trabajar múltiples objetivos, entre ellos los siguientes:
- Rehabilitar el lenguaje: Intervenciones como el canto terapéutico y el uso de canciones familiares permiten que personas con afasia (trastorno del lenguaje) puedan comunicarse de forma fluida, a partir de técnicas estandarizadas que utilizan el ritmo y la melodía.
- Mejorar las funciones cognitivas: La participación activa en la música —ya sea cantando, tocando un instrumento o planificando una interpretación— fortalece la atención, la memoria y las funciones ejecutivas como la planificación y la toma de decisiones.
- Entrenamiento de la movilidad y la marcha, utilizando patrones rítmicos y melódicos como guías.
- Regulación emocional: a través de diversas técnicas musicoterapéuticas que abarcan desde la improvisación (vocal o instrumental), creación de canciones, hasta el trabajo con canciones placenteras y/o de sentido personal.
